Durante el siglo XIX, las almazaras dejaron de ser una regalía del señor tras el creciente empuje de una nueva clase social, la burguesía. El constante endeudamiento de los señores feudales con los burgueses adinerados y el crecimiento demográfico, dificultaba el mantenimiento de dichas regalías.
A partir de ahora, los terratenientes explotan las tierras libre y directamente, orientando la producción a aquellos productos más rentables, entre los que se encuentra la vid y el olivo, en los que se introducen nuevas técnicas gracias a la industrialización.
La abolición de los derechos feudales sobre almazaras o molinos motivó la proliferación de almazaras durante el siglo XIX, muchas de las cuales perduraron hasta mediados del siglo XX. En Muro, durante este periodo se llegaron a crear un total de 12 almazaras urbanas y 6 en las masías.
En la exposición actualmente ubicada en las dependencias municipales se muestran todos los elementos propios una “almàssera de sang” característica de finales del siglo XIX, propiedad de una de las grandes familias de terratenientes de Muro. La muestra la completa otros objetos de carácter etnológico que forman parte de los fondos museísticos que actualmente se poseen.